En noviembre de 2007, los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la XVII Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile, expresaron su solidaridad con los pueblos afectados por los desastres ocurridos en la región, como consecuencia de las lluvias torrenciales en los Estados de Tabasco y Chiapas en México; los provocados por el Huracán Félix y la Tormenta Noel en Cuba, Haití, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Venezuela; así como por el terremoto que afectó a la ciudad de Pisco y al Sur del Perú. Este comunicado de solidaridad surgió por iniciativa de México y fue formalizado a través de un mandato para la SEGIB (Secretaría General Iberoamericana) en materia de desastres y con la publicación de un “Comunicado Especial sobre Desastres Naturales”.